Resumen: El negocio del fútbol, como el resto de la sociedad, ha tenido que afrontar importantes cambios fruto de los efectos de la crisis financiera de 2008. Ante las dificultades económicas de numerosos clubes a lo largo del territorio español, los diferentes organismos reguladores decidieron establecer un mayor control económico sobre los equipos con la finalidad de mejorar la viabilidad de estas sociedades.
A su vez, la capacidad de facturación de los clubes ha experimentado un notable crecimiento, especialmente, por el boom de los derechos televisivos de las grandes competiciones españolas y europeas. Aunque este incremento se ha visto acompañado de subidas importantes en los gastos de los clubes, es cierto que LaLiga ha conseguido cerrar con superávit la mayoría de los últimos ejercicios, algo que raramente se había producido anteriormente. Pero estos avances económicos-financieros no han sido respaldados con un mayor equilibrio competitivo en la principal competición española, ya que en los últimos años los puestos de privilegio han sido ocupados de forma continua por los mismos clubes. Esta situación de previsibilidad se diferencia de otros modelos de competición como el americano, lo que podría acabar teniendo ciertas consecuencias sobre la atracción del fútbol.