Resumen: La vida de Sócrates es, a todas luces, igual que su singular muerte, un ejemplo de superación de uno mismo. De mismo modo, la obtención de la virtud es un camino interminable en busca de belleza. Y las cualidades del hombre ideal entre las que se incluye a la valentía, la prudencia, la moderación, la justicia, o la piedad son solo los atributos que uno se carga encima para llevar con mayor comodidad el paso del tiempo en una existencia mundana pero también en el mas allá. La Guerra del Peloponeso y sus consecuencias produjeron una serie de cambios políticos, económicos y sociales que cambiarían la percepción que los griegos tenían de sus creencias y sus sistemas de gobierno. Entre la democracia y la oligarquía, la aristocracia ateniense se debate entre mantener su hegemonía marítima o dejar que los lacedemonios se la quiten, mientras tanto héroes anónimos luchan por la supervivencia de sus ciudades y sus familias. En estas circunstancias, Sócrates es a la vez un conservador y un rebelde, respetuoso de la tradición religiosa pero transgresor de los modelos de conducta de la época.