Resumen: Este trabajo pretende presentar algunas de las fuentes que aportan información para el conocimiento y reconstrucción de la Historia Climática en la Edad Media, especialmente en el ámbito de la Península Ibérica. Ante la falta de registros homogéneos y duraderos en el tiempo, los investigadores emplean datos proxy que aportan información parcial o indirecta sobre eventos climáticos. Estos pueden dividirse en dos grandes grupos: archivos naturales y fuentes documentales. Dentro de los archivos naturales encontramos la dendrocronología, que analiza el crecimiento de los anillos de los árboles; la fenología, que utiliza las fechas de maduración de cultivos; la palinología y la carpología, que permiten el estudio de especies vegetales que estaban presentes en los paisajes pasados; y los testigos de hielo y sedimentos lacustres que estudian las deposiciones estratigráficas en glaciares y fondos acuáticos. Respecto a las fuentes documentales, encontramos crónicas y anales, tanto cristianos como islámicos, que pueden contener una información fragmentada. La documentación más útil y continua corresponde a las rogativas, presentes en las actas capitulares, las cuales recogen celebraciones religiosas para pedir a Dios ayuda ante sequías (rogativas pro pluvia) e inundaciones (rogativas pro serenitate). Por último, las bases de datos informáticas en los últimos años se han consagrado como unas excelentes fuentes de información para los profesionales de distintos ámbitos. Finalmente, mediante un breve caso de estudio sobre la «Gran Hambruna» de 1315-1322, se mostrará el potencial que el uso de datos proxy, junto con información económica y demográfica procedente de las fuentes documentales, tienen para conocer el clima pasado y su importancia para las sociedades del Occidente europeo bajomedieval.