Resumen: En España, los adolescentes que cursan la ESO, el Bachillerato o lo ciclos formativos de FP tienen ocasión de experimentar una gran variedad de iniciativas de educación patrimonial en el ámbito de la formación reglada. En cambio, cuando terminan la enseñanza media e inician otra etapa, la abundancia de iniciativas y experiencias se difumina. Son escasos los programas dirigidos a un público joven, lo cual supone, en la práctica, una interrupción de la educación patrimonial de los jóvenes. En este contexto, un número cada vez mayor de instituciones museísticas están emprendiendo iniciativas que consigan atraer y fidelizar al público joven. Estas actividades son muy diversas: además de mejorar la experiencia de la visita, buscan promover nuevas formas de interacción entre este público y el patrimonio que albergan los museos, mientras que otras pretenden que los jóvenes influyan en la planificación de estas instituciones a largo plazo. Esta situación hace necesario desarrollar técnicas de análisis y evaluación de las iniciativas que se están desarrollando, con el fin de determinar en qué aspectos pueden mejorarse. Partiendo de reflexiones teóricas reciente, el presente trabajo propone una rúbrica que permita la evaluación de las actividades que los museos dirigen a los jóvenes; además, la aplica a las iniciativas promovidas por el Ayuntamiento de Zaragoza (España), las cuales tienen una orientación claramente innovadora.