Resumen: Los AINEs (antiinflamatorios no esteorideos) pertenecen a uno de los grupos farmacológicos más consumidos en todo el mundo. Desde finales de los años ochenta que se conoce que pueden intervenir en la génesis tumoral, deteniendo el desarrollo. A partir de entonces se dio pie a una serie de estudios de investigación que buscaban corroborar y profundizar en este descubrimiento. La evidencia revelada hasta este momento se presenta favorablemente hacia los antiinflamatorios como protectores de tumores. Los estudios más completos y con mejor calidad de evidencia son los realizados sobre cáncer colorrectal en relación a la aspirina, donde hay varios ensayos clínicos que consolidan a este fármaco como quimioprofiláctico. Este no es solo el único tipo de cáncer del que se ha encontrado asociación inversa con los AINEs: otros tumores del tracto gastrointestinal, ginecológicos y de la esfera hepatopancreática también se benefician de la prevención con estos fármacos. Los estudios que han concluido que los AINEs son causantes de tumores son escasos y de evidencia más pobre, aparte que no han conseguido aclarar bien los mecanismos de carcinogénesis que poseen los AINEs. No obstante, sí que se conocen distintas vías por las cuales las reacciones catabolizadas por la COX (ciclooxigenasa) participan en la creación de neoplasias. La más relevante es la de la PGE2 (prostanglandina E2) y sus acciones sobre los receptores EP mediante los cuales induce la carcinogénesis. Otras de importancia son la actuación sobre la cascada plaquetaria y distintos oncogenes. El bloqueo de estas reacciones protumorales debido a la interacción de los AINEs sobre la COX demuestra que existe justificación bioquímica para considerar a estos fármacos como protectores de tumores. Sin embargo, queda mucho que investigar sobre este campo, con el objetivo de desarrollar fármacos que actúen sobre determinados puntos de estas vías carcinogénicas sin alterar el resto de acciones de COX, generando efectos no deseados; que son el mayor impedimento para considerar a los AINEs como perfectos quimioprofilácticos.