Resumen: El glioblastoma multiforme (GBM) es el tumor intracraneal primario más frecuente y, a su vez, el que peor pronóstico tiene debido a su elevada malignidad, con una media de supervivencia que apenas supera el año. Se trata de un tumor que puede aparecer de novo o desarrollarse sobre una lesión preexistente. Actualmente, el principal tratamiento para el GBM consiste en la resección quirúrgica del tumor, siempre que sea posible, seguido por la aplicación de radioterapia y un tratamiento adyuvante de quimioterapia con temozolamida. Sin embargo, la respuesta al tratamiento es poco satisfactoria, siendo un tumor con una elevada tasa de recurrencia postquirúrgica y con un elevado riesgo de necrosis tras la aplicación de la radioterapia. El aislamiento y caracterización de las células tumorales circulantes (CTCs) es un aspecto de creciente interés ya que podría estar estrechamente relacionado con el manejo de los pacientes con GBM. En la actualidad se están desarrollando técnicas más sensibles y específicas para poder aislar y estudiar estas células de sangre periférica. Dentro de estas nuevas tecnologías destacan los que se basan en el reconocimiento de marcadores de superficie o genes específicos para estas células, así como sistemas basados en mecanismos microfluídicos, como los CTC-iChip. También el empleo de métodos para la detección de células tumorales basados en adenovirus, que localizan la actividad telomerasa incrementada, o el análisis mediante FISH de la poliploidía del cromosoma 8 son algunas de estas tecnologías. Estos sistemas de detección podrían jugar un papel fundamental en algunos aspectos clínicos significativos del manejo del GBM, como podrían ser la respuesta al tratamiento quimoterápico, principalmente con temozolomida, así como el pronóstico de la enfermedad o la diferenciación entre recurrencia y radionecrosis podrían ser analizados en función de los CTCs presentes en la sangre de los pacientes.