Resumen: Gran número de monumentos y obras públicas que las dictaduras y regímenes han levantado en su día se mantienen hoy en pie y nos recuerdan de forma colectiva el horror de ciertos hechos históricos, manteniendo así en muchas ocasiones connotaciones negativas, lo que ha llevado a denominarlos como “patrimonio incómodo”. La atención a este tipo de testimonios ha aumentado en estos últimos años, democratizando estos espacios y buscando soluciones que mantengan viva su memoria de forma correcta. Cómo conseguir esa gestión es una pregunta complicada de resolver, encontrando diversos ejemplos alrededor del mundo. En España existen todavía algunos significativos ejemplos de patrimonio incómodo, cuya gestión está todavía por resolver.