Resumen: La arquitectura de la última década del franquismo es el primer exponente de una sociedad en transición. El aperturismo de las décadas de 1960 y 1970 causa un boom total en el sector de la construcción, y la especulación de este nuevo mercado se reflejará en el levantamiento de “monstruosos” bloques de viviendas. Con el apoyo de la administración, Zaragoza se va a llenar de inmensas “torres” que cambian su fisionomía y la llevan hacia una mal entendida modernidad; sorteando la regulación urbanística, empleando sus grietas para el lucro de dirigentes y empresas constructoras. Una ciudad hecha de grandes promociones. Una ciudad que siempre construye “a lo grande”.