Resumen: Las nuevas prácticas urbanas que se están desarrollando en escenarios nocturnos, capaces de eliminar el tono más serio y formal que puede aparentar tener la ciudad, para mostrar la cara más dinámica e interactiva de la misma, despertó mi inquietud por explorar la instalación lumínica como expresión artística urbana, lo que constituye el núcleo central de este trabajo. En el contexto de la cultura del espectáculo, de lo efímero, de lo programado, la luz artificial como elemento artístico se emplea como una poderosa herramienta de transformación de la ciudad, que alcanza su máxima expresión en los festivales de iluminación. Así, la ciudad se convierte en un verdadero laboratorio experimental, un escenario de arte nocturno al aire libre, donde los edificios se transforman en lienzos en blanco para ser pintados de luz y las estructuras arquitectónicas en esculturas mágicas de luz. Su fuerza para transformar la ciudad es innegable y su potencial va más allá de la propia ciudad, para convertirse en una herramienta vertebradora. Más aún, los festivales de iluminación y las instalaciones lumínicas que los componen, pueden considerarse una obra inacabada, tras su diseño e instalación, que cobra sentido por su interacción con el entorno, el contexto y los ciudadanos, y cuya pervivencia y sus efectos superan su estancia efímera. Incluso su temporalidad es un valor añadido en sí mismo, ya que la permanencia podría hacerlas pasar inadvertidas. Por otra parte, la noche favorece que los efectos de la luz sobre la ciudad puedan hacerla siempre distinta, por lo que no existen límites a la creatividad.