Resumen: En el albor del siglo XVI la Europa de los grandes imperios iba a ver por primera vez desafiada su hegemonía en el mundo. Los turcos otomanos se consolidaron como el gran poder de Oriente. La conquista de Constantinopla se convierte en una declaración de guerra: había caído la última línea de defensa que resguardaba Europa del empuje del Islam. La contienda entre oriente y occidente va a desarrollarse durante este siglo en un nuevo escenario, el mar Mediterráneo. En un periodo en el que el comercio naval es más próspero que nunca y en el que las riquezas del nuevo mundo fluyen por mar hacia Europa, aquel que controlara el Mediterráneo se alzaría como vencedor. En esta pugna por el dominio del Mare Nostrum tendrán un papel decisivo los grandes corsarios turcos y berberiscos, quienes, al servicio de la Sublime Puerta, asolaron las costas europeas e hicieron estragos en alta mar. También serán cruciales las acciones de la monarquía hispánica representada por Carlos V y su sucesor, Felipe II, así como el papel de otras naciones europeas como Francia o Venecia. Los últimos agentes de esta gran batalla serán los caballeros de la orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén, que se convertirán en la punta de lanza de las fuerzas cristianas.