Resumen: La transición española a la democracia ha sido objeto de numerosos análisis de distintos ámbitos académicos desde dentro y fuera de sus fronteras, ya desde sus inicios. La historiografía ha encontrado que una buena parte de ellos conforma una gran narrativa sobre el proceso, que prioriza algunos elementos y omite otros, y que afirma que la democracia fue una operación política diseñada y dirigida por las élites políticas, en particular las franquistas, con Adolfo Suárez y el Rey a la cabeza. Esta narrativa concreta ha ido formándose a lo largo de los años ochenta y noventa a través de ciertas publicaciones historiográficas españolas y extranjeras (en especial, anglosajonas), análisis internacionales de politología comparada, y memorias de sus protagonistas, teniendo un reflejo particular en los medios de comunicación de masas. Pese a la diversidad de soportes y enfoques, ciertos elementos cohesionadores están siempre presentes en los relatos que dan forma a la narrativa, que tiene una visión muy positiva sobre el proceso y el resultado a que da lugar: la atribución del proceso a los reformistas franquistas casi en exclusiva, la omisión del papel que tuvo la movilización social en el proceso o su descripción como un obstáculo, y el predominio del espíritu pacífico de consenso en el desarrollo de los acontecimientos. Estos elementos se intentan situar por separado en el trabajo, y se plantea la crítica que se les ha hecho, sobre todo desde los años 2000, por algunos historiadores que han problematizado este relato a la vez que proponen una metodología de análisis del proceso que revalorice el estudio de la correlación de fuerzas, es decir, que enfoque el proceso como un largo enfrentamiento entre fuerzas del régimen y de la oposición que, con sus conflictos y su negociación, van dando forma al proceso.