Resumen: Las personas que padecen un trastorno mental grave, como es el caso de la esquizofrenia, son susceptibles de padecer una gran variedad de alteraciones emocionales, conductuales y funcionales, cuyas repercusiones pueden alcanzar cualquier área vital del ser humano, como son el plano social, familiar, académico o laboral. El estigma que gira alrededor de la enfermedad mental aleja a los individuos de los servicios sociosanitarios, dificultando la identificación de la esquizofrenia en estados prodrómicos o iniciales y la instauración del tratamiento precozmente, derivando en un peor pronóstico debido al deterioro progresivo que se acumula tras cada brote. El objetivo de este trabajo es poner de manifiesto las múltiples necesidades con las que conviven las personas diagnosticadas de esquizofrenia, desde las afectivas hasta las funcionales más básicas. Bajo esta perspectiva, se realiza una revisión de la bibliografía disponible y un programa de salud dirigido a la recuperación de las habilidades y capacidades afectadas en los pacientes esquizofrénicos que impiden un óptimo funcionamiento a nivel personal y comunitario. Con el fin de prevenir la pérdida de la autonomía y la dependencia familiar e institucional, es fundamental comprender la esquizofrenia como un proceso parcialmente reversible, que permita tanto la prevención del deterioro general como la recuperación, a través de intervenciones psicosociales que eduquen en la enfermedad y en el control de los síntomas, potencien las habilidades sociales y capacidades cognitivas, y, en definitiva, mejoren la calidad de vida del paciente esquizofrénico.