Resumen: Después del éxito de Mi querida señorita (1971), el guionista y director Jaime de Armiñán decidió orientar sus siguientes trabajos dentro de una línea de recuperación de la memoria histórica. Igual que hicieron sus coetáneos Víctor Erice (El espíritu de la colmena, 1973) y Carlos Saura (La prima Angélica, 1973), en El amor del capitán Brando (1974) y ¡Jo, papá! (1975) Armiñán decidió que había llegado el momento de reflexionar sobre la guerra civil española y sus consecuencias. Lo hizo desde una postura amable y complaciente, acorde a los años de cambio que empezaban a despertarse en el país, y cuando la muerte del general Franco marcó el fin de una larga dictadura y el comienzo de una nueva etapa democrática. Idioma: Español DOI: 10.21789/24223158.1550 Año: 2019 Publicado en: La Tadeo dearte 5, 5 (2019), 134-141 ISSN: 2422-3158 Tipo y forma: Artículo (Versión definitiva) Área (Departamento): Área Historia del Arte (Dpto. Historia del Arte)