Resumen: La anaplasmosis ovina, provocada principalmente por la bacteria Anaplasma ovis, es una patología con un cuadro clínico altamente inespecífico, que incluye debilidad, episodios febriles ocasionales y pérdida de peso, además de caracterizarse por una marcada anemia normocítica y normocrómica. La principal vía de transmisión es a través de vectores biológicos, como las garrapatas del género Ixodidae, y los animales permanecen infectados de por vida, existiendo riesgo de que se produzcan reactivaciones que den lugar de nuevo a la enfermedad. En los últimos años, debido al cambio climático, se está diagnosticando la enfermedad en países con climatología menos benigna, puesto que el aumento de las temperaturas afecta tanto a la persistencia endémica de las garrapatas como a las interacciones parásito- hospedador. No obstante, en muchas ocasiones, se trata de una enfermedad poco notificada e infradiagnosticada en el ganado ovino. Esta patología tiene una mayor significación en países en desarrollo de zonas tropicales y subtropicales, en los que la enfermedad produce importantes pérdidas económicas, agravadas por la dificultad de realizar un diagnóstico efectivo debido a la ausencia de lesiones características y a la inespecificidad de su cuadro clínico. El diagnóstico de la anaplasmosis ovina se ha realizado normalmente mediante la observación al microscopio de extensiones sanguíneas teñidas mediante el procedimiento de Giemsa en las que se aprecia la bacteria dentro de los eritrocitos, aunque este método se encuentra actualmente obsoleto. Gracias a los avances científicos, este método diagnóstico ha sido sustituido por pruebas serológicas (ELISA), y moleculares (PCR), que tienen como diana las proteínas de superficie del agente (msp5 y msp4), detectando respectivamente anticuerpos frente a msp5 y el gen que codifica msp4. Se ha demostrado experimentalmente que el tratamiento de larga duración con doxiciclina es efectivo frente a la enfermedad, pero la principal estrategia de control es la prevención, mediante la actuación sobre las garrapatas y su ciclo biológico. Existen pocos estudios relacionados con Anaplasma ovis y el ganado ovino en España. El SCRUM o Servicio Clínico de Rumiantes de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, a raíz de un caso clínico de anaplasmosis ovina recibido en 2014, ha estado desarrollando distintas líneas experimentales con el objetivo de aumentar los conocimientos sobre esta enfermedad, de la que se dispone de escasa información.