Resumen: Vivimos en un momento de gran trasformación social, en un contexto de una profunda crisis económica que ha mermado, dificultado, modificado o como quieran ustedes llamarle, el devenir de la Sanidad en nuestro país. Una Sanidad que tradicionalmente, a efectos fundamentalmente de gestión, se ha disgregado en Atención Especializada y Atención Primaria. Todavía hoy en día este concepto implica de manera consciente o inconsciente la percepción, cuarenta años más tarde del inicio del sistema MIR, de que la Atención Especializada es únicamente la Hospitalaria, y que la Atención Primaria es muy importante, fundamentalmente como puerta de entrada al sistema. Reconocemos que odiamos ese sambenito de “portera” con que se identifica a la Atención Primaria. Pero en cualquier caso, hay un claro sesgo que se perpetúa a lo largo de los años entre los “especialistas” y los que no lo son: los “médicos de familia”. Un aspecto sin duda mejorable, a los que vamos a añadir unos cuantos más. Intencionadamente hemos omitido, como en tantísimas ocasiones hacemos todos, el segundo apellido de nuestra Especialidad “y Comunitaria”. Son tantas las omisiones que ya incluso se está perdiendo el primer apellido de “Familia” y se está trasladando la nomenclatura, ya cada vez más generalizada con el acrónimo MAP: Médico de Atención Primaria. ... Idioma: Español Año: 2019 Publicado en: Medicina balear 34, 3 (2019), 12-14 ISSN: 1579-5853 Originalmente disponible en: Texto completo de la revista