Abstract: Los constantes cambios en las misiones de las Fuerzas Armadas (FAS) ha supuesto el descubrimiento de la carencia de materiales que poseían, la activación de la misión BALMIS durante la pandemia del COVID-19 sacó a la luz la necesidad de adquirir capacidades no letales para el correcto cumplimiento de la misión. Para comenzar, es necesario entender que preceptos y principios básicos debe seguir el militar en el desempeño de su misión como agente de la autoridad, así como la legalidad vigente que regirá sus acciones. Para continuar, la carencia de un arma contundente de calidad que ofrezca al agente de la autoridad una herramienta con la que no sólo golpear, sino también la posibilidad de realizar controles, rupturas de cristales o palancas de puertas entre otras, ha supuesto la consideración como arma contundente óptima el bastón extensible por sus cualidades, capacidades y polivalencia. En el ámbito del lanzador no letal, la sustitución de la escopeta Franchi y sus pelotas de goma era necesaria pues no ofrecían, principalmente, los parámetros de precisión que se esperan de un lanzador no letal, por ello, se ha optado por realizar un estudio de adquisición de un lanzador que ofrezca dicha precisión y además sea de un tamaño reducido para su empleo de forma táctica y no suponga un lastre para el agente. Como conclusión, es necesario hacer un proceso de reciclaje de material en las FAS debido a la situación cambiante a la que se enfrentan diariamente pues, en cualquier momento, pueden verse de nuevo en las calles en una segunda operación BALMIS y de nuevo, no disponer del material más adecuado para el desempeño de sus cometidos.