Abstract: La enfermedad del tracto urinario inferior felino comprende un conjunto de patologías de etiología variada y signos clínicos inespecíficos localizadas en la vejiga y/o la uretra de los gatos. Las causas más comunes son la cistitis idiopática felina, los tapones uretrales y la urolitiasis, y entre los síntomas típicos destacan: disuria, poliaquiuria, hematuria, periuria y cambios en el comportamiento. La edad, la raza, el sexo, la castración, la condición corporal, la dieta o el estrés son algunos de los factores de riesgo asociados al FLUTD. La fisiopatología de las distintas alteraciones asociadas a este síndrome es compleja y puede derivar en complicaciones como la azotemia, la uremia, la acidosis metabólica o la hiperkalemia. Esta última es potencialmente mortal porque puede producir alteraciones graves en la función cardiaca, por lo que es crucial tratarla adecuadamente. Un diagnóstico completo requiere una exhaustiva historia clínica y exploración física junto con pruebas laboratoriales como un hemograma, bioquímica y un urianálisis. Entre las distintas pruebas de imagen, las más utilizadas son la radiografía y la ecografía. En base al diagnóstico, un correcto tratamiento debería orientarse según la causa subyacente de FLUTD. Principalmente, hay que distinguir entre un gato con obstrucción o sin ella, y en el primer caso entre un paciente clínicamente estable o uno inestable, pues el manejo y la urgencia serán distintos en cada caso.