Abstract: Las intervenciones para el cuidado de la salud del ser humano implican riesgos. Aunque la complejidad de procesos, tecnologías e interacciones humanas en el ámbito sanitario contribuyen a la mejoría del paciente, también incluyen la posibilidad de que se den prácticas inseguras produciendo daños accidentales. La seguridad del paciente es un factor esencial de la calidad asistencial e imprescindible en los servicios de urgencias, donde el estrés, las interrupciones y distracciones dificultan la asistencia. Las estrategias para conseguir una práctica clínica segura en estos servicios tienen por objetivo evitar efectos adversos al paciente en cualquier interacción con el sistema de salud, siendo los más comunes los relacionados con el uso de medicamentos, con frecuencia evitables. Organizaciones, como el Instituto para el Uso Seguro del Medicamento, insisten, además, en la necesidad de establecer procedimientos concretos de seguridad para reducir el riesgo de errores cuando se manejan medicamentos de alto riesgo, cuyas consecuencias para los pacientes suelen ser más graves llegando a producir incluso la muerte. La administración de medicación es una práctica habitual llevada a cabo por el personal de enfermería. La responsabilidad de estos profesionales no solo radica en la producción de errores de medicación en sí mismos, sino en la oportunidad de prevenirlos en la última etapa del sistema de utilización de la medicación. La formación y las propuestas de mejora en esta fase del sistema permitirían reducir los errores con medicación de alto riesgo, aumentar la seguridad en el paciente y una calidad asistencial óptima.