Resumen: La contaminación ambiental supone un riesgo para la salud de los ecosistemas y los seres vivos que habitan en ellos, incluidos los humanos, ya que se asocia con múltiples enfermedades como el cáncer, trastornos cardiovasculares, respiratorios, neurológicos, etc. Los metales pesados como el mercurio, el arsénico, el cadmio y el plomo son tóxicos, persisten en la naturaleza y se bioacumulan y biomagnifican en la cadena trófica. Los animales silvestres y domésticos pueden desempeñar el papel de bioindicadores para monitorizar el estado de salud de su entorno, para así preservar la salud de todos los seres vivos y también su biodiversidad. Muchos trabajos coinciden en la relevancia de las especies centinela para evaluar la exposición y los daños ocasionados por los metales pesados en los organismos, tanto de forma aguda como crónica, ya que estas son sensibles a los xenobióticos de su entorno, poseen una amplia distribución, permiten la toma de muestras y presentan múltiples similitudes biológicas con el ser humano. Estas se encuentran en todos los niveles de la pirámide trófica, y gracias al desarrollo y uso de biomarcadores es posible evaluar el daño ocasionado por las sustancias tóxicas y llevar a cabo programas de protección medioambiental, todo ello dentro del concepto One Health.