Resumen: Usando una serie de crónicas de entre los ss.XI – XII y bibliografía auxiliar este trabajo analiza la imagen que el emperador Alejo I Comneno y, por ende, el imperio que regía despertaban a sus contemporáneos, locales y extranjeros. La imagen que podían evocar ciertas palabras en la gente influía de una forma determinante en la sociedad, conllevando la sucesión de grandes acontecimientos y procesos, siendo la imagen con la que se veía al Imperio Bizantino algo clave en el desarrollo de occidente. Dentro de las crónicas greco-parlantes puede verse gran disparidad de opiniones respecto a la dinastía gobernante, coincidiendo en la realización de sus escritos para beneficio propio. En ellas se observa el caos interno del inicio, la división interna, pero, a su vez, las proezas de su reinado. En occidente la poesía veía de forma más neutra, incluso positiva, a oriente, pero sus autores cargaron siempre contra el Imperio de los Romanos. Ese odio puede enlazarse con la literatura clásica, pero con especial importancia en la propaganda contemporánea de los normandos, enemigos acérrimos del Imperio, contra el que batallaron. El resto de autores occidentales siguieron la estela normanda, rebajando a los romanos a “griegos” en beneficio propio. Los árabes, por su parte, tuvieron una coexistencia turbulenta con los imperiales, pero donde primó una relación de respeto que puede fácilmente comprobarse en sus escritos. Finalmente, en las crónicas armenias hay gran complejidad al entremezclar cuestiones materiales y religiosas. Destaca la buena opinión del emperador que combinaban sin problema al tildarlo de herético y pecador.