Resumen: Las células madre mesenquimales son células adultas y pluripotentes que se encargan del soporte trófico de los tejidos. Pueden ser extraídas de numerosos tejidos. La médula ósea es el tradicionalmente utilizado. Sin embargo, hay otros como el tejido sinovial, la sangre del cordón umbilical y, especialmente, el tejido adiposo. Una vez extraídas, las células madre pueden ser cultivadas para su expansión o inoculadas en el mismo acto quirúrgico. Dependiendo de la fuente de extracción, las células madre variarán en número, capacidad de diferenciación y de proliferación. Actualmente hay un creciente interés en su aplicación en diversas patologías debido a su potencial de diferenciación (condroblastos, osteoblastos y adipocitos) y a sus propiedades inmunomoduladoras. Numerosos ensayos clínicos están siendo realizados en Cardiología (reparación cardiaca), Neumología (SDRA), Oftalmología (alternativa al trasplante corneal), Dermatología (alopecia, efecto anti-edad y curación de heridas), Digestivo (fístulas perianales complejas en enfermedad de Crohn y alternativa al trasplante hepático) y Traumatología (necrosis avascular de cabeza femoral, artrosis, pseudoartrosis, osteoporosis, rotura del maguito de los rotadores, rotura del LCA y desgarro meniscal). La NACF en estadios iniciales (FICAT I y II) es la patología traumatológica en la que más generalizado está el empleo de células madre. A pesar de ser terapias muy prometedoras, no hay evidencia científica suficiente para estandarizar el uso de las células madre mesenquimales en la práctica clínica habitual. Por lo tanto, la investigación deberá continuar.