Resumen: Este trabajo pretende analizar los efectos que el miedo al contagio produjo en la sociedad europea de la Baja Edad Media. La lepra, los trastornos mentales, las patologías de transmisión sexual, las enfermedades paralizantes y, por supuesto, la peste bubónica, marcaron la evolución histórica de la población en todos sus niveles, además de su percepción cultural. El pánico a la muerte y a la pérdida de identidad, en una sociedad tan sacralizada como la medieval que basaba la existencia humana en la creencia de la vida de ultratumba, resultaba insufrible. Precisamente las enfermedades mencionadas ocasionaban muertes multitudinarias, pérdida de raíces, olvido y desmemoria. Los enfermos que no morían perdían lazos familiares y comunitarios y se sumían en la marginalidad más excluyente. La afección no solo mataba físicamente, también moralmente. Ante la ineficacia de la medicina para dar respuestas satisfactorias, el discurso religioso se hizo preponderante, Dios era la causa de la enfermedad y a través del contagio castigaba conductas desviadas e impuras. La enfermedad era una prueba de la divinidad para hacerse merecedor de la gloria del más allá. La iglesia monopolizó el miedo al contagio para disciplinar a la sociedad, un instrumento que en cierta medida también le valió para fortalecerse. Además de analizar la tipología de las dolencias aludidas, en el trabajo se recogen las medias profilácticas y los tratamientos que se dispensaban en aquella época y la evolución de las instituciones asistenciales que se fueron consolidando en hospitales o casas de acogida cada vez más especializadas para dar respuesta a los individuos o colectivos aquejados.