Abstract: La hipotermia terapéutica es el tratamiento de elección en los recién nacidos con encefalopatía hipóxico-isquémica moderada-severa. Se desarrolla en tres fases: enfriamiento corporal entre 3 y 4ºC, mantenimiento de la temperatura diana 72 horas y recalentamiento lento a ≤0,5ºC la hora. La hipotermia inducida con equipos de enfriamiento corporal total es la más extendida, pero también se dispone de equipos de hipotermia cerebral selectiva y de “baja gama”. Se ha de iniciar el enfriamiento en las primeras 6h de vida, suponiendo una urgencia identificar a los recién nacidos susceptibles de ser tratados en hipotermia: encefalopatía hipóxico-isquémica moderada-grave, ≥ 35-36 semanas de edad gestacional, >1.800g y sin anomalías congénitas graves. La hipotermia se aplica en hospitales de nivel III con capacidad de atención integral al neonato: monitorización y control térmico, respiratorio, hemodinámico, metabólico, bioquímico, fluidoterapia, coagulación y sedación. Por ello, son necesarios protocolos que faciliten una actuación rápida y coordinada entre los niveles asistenciales garantizando un enfriamiento pasivo y atención adecuada tanto en el hospital emisor, como durante el transporte. La valoración pronóstica ha de individualizarse apoyándose en el uso combinado de diversas herramientas: escalas (Sarnat, Apgar), biomarcadores, electroencefalograma integrado por amplitud, potenciales evocados, ecografía Doppler transfontanelar o resonancia magnética. Tras el alta debe establecerse un seguimiento multidisciplinar y continuado valorando el neurodesarrollo y la aparición de secuelas. En España se ha ido extendiendo como terapia de elección y cada vez hay mayor experiencia en su manejo. A pesar de aplicarse cumpliendo criterios de calidad, quedan aspectos de mejora. Por el contrario, en países con menos recursos, donde la incidencia de encefalopatía hipóxico-isquémica es mayor, no está ampliamente instaurada; lo que plantea la necesidad de adaptar alternativas terapéuticas. Aunque la hipotermia ha demostrado ser una terapia segura y eficaz, persiste una morbimortalidad importante. Esto hace necesario el estudio de terapias complementarias/alternativas (eritropoyetina, alopurinol, n-acetilcisteína, melatonina, células madre, xenón), extender su aplicación a nuevos pacientes (encefalopatía leve, pretérmino, etc.), mayor implicación de los padres durante la hipotermia, entre otros aspectos a desarrollar.