Resumen: El cáncer es una de las principales causas de morbi-mortalidad del mundo. En los últimos años el número de pacientes diagnosticados con cáncer ha sufrido un aumento progresivo, el cual prevé duplicarse. Las causas de este aumento son multifactoriales, no obstante, las dietas y los hábitos dietéticos juegan un papel crucial en la incidencia de cáncer. Hay evidencias que algunos componentes de la dieta pueden influir en el proceso canceroso regulando, por ejemplo, los procesos del metabolismo de cancerígenos químicos o modificando la apoptosis. Existe una continua búsqueda de terapias complementarias, con el objetivo de optimizar la dieta del paciente oncológico. Por ello, en esta revisión se ha analizado diversas fuentes bibliográficas para obtener información sobre el papel del ayuno intermitente, la restricción calórica, la dieta cetogénica, la dieta macrobiótica, la dieta alta en proteínas y la dieta mediterránea sobre la efectividad ante el avance y la supervivencia después del diagnóstico. Muchas de estos patrones podrían resultar beneficiosos como posibles coadyuvantes ayudando a aumentar la sensibilidad al tratamiento, contribuyendo a tratar los diversos efectos secundarios o incluso aumentando la supervivencia después del diagnóstico. Ciertos patrones dietéticos han mostrado su eficacia ante algunos tipos concretos de cáncer, por ejemplo, la dieta cetogénica ha mostrado eficacia ante modelos de glioblastoma, la restricción calórica ha mostrado que disminuye los marcadores clínicos asociados con la enfermedad o la dieta mediterránea ha mostrado que puede ser útil para disminuir el riesgo de recurrencia. A pesar de que la evidencia científica estudiada en este trabajo pone de manifiesto diferentes beneficios entre la dieta y el tratamiento oncológico algunos de ellos no están avalados por suficientes estudios que muestren su eficacia, existiendo una notable falta de investigación que muestre la efectividad frente a la agresión de la propia enfermedad. Por ello se concluye que no existe suficiente evidencia para decantarse por un patrón dietético como posible terapia complementaria al cáncer. Hasta que nuevos estudios sugieran lo contrario, la mejor manera de hacer frente a la enfermedad es seguir una alimentación saludable