Resumen: La obesidad canina es una enfermedad de incidencia creciente que se produce por un balance energético positivo que tiene como consecuencia el acúmulo excesivo de grasa corporal y afecta a la salud del animal. Decimos que un perro tiene sobrepeso cuando su peso supera el 15-20% del ideal y obesidad si excede el 20% del peso óptimo. En la mayoría de los casos, el desarrollo de esta enfermedad está ligado a la convivencia con el ser humano y el veterinario tiene un papel fundamental en su prevención y tratamiento. La evaluación se lleva a cabo en la clínica diaria principalmente mediante la clasificación de la condición corporal y el seguimiento del peso del paciente. Sin embargo, cada vez son más accesibles distintos métodos que pueden ayudar a llegar al diagnóstico adecuado e implantar así un tratamiento correcto e individualizado a cada mascota. El tratamiento puede parecer sencillo, pues consiste en la restricción energética a través del manejo dietético y el aumento de la actividad física; sin embargo, para conseguir el éxito es fundamental el compromiso del propietario para cambiar tanto los hábitos de su animal como los suyos propios. Además, es muy importante el papel del todo el equipo veterinario que debe de asesorar y apoyar para mantener el compromiso inicial y su motivación durante el periodo de pérdida de peso y posteriormente, una vez alcanzado el peso ideal. Por último, pero no menos importante, la prevención de esta enfermedad debe ser el objetivo de los profesionales veterinarios, comenzando desde que el animal es un cachorro y sobre todo en aquellos pacientes en los que se observen factores de riesgo que puedan favorecer el desarrollo de obesidad.