Página principal > Tesis > Les regards politique et médiatique de la France du Front Populaire sur la guerre civile espagnole (1936-1938) Las miradas política y mediática de la Francia del Frente Popular sobre la guerra civil española (1936-1938)
Resumen: Esta tesis de doctorado, cuyo título es « Las miradas política y mediática de la Francia del Frente Popular sobre la guerra civil española (1936-1938), ha sido preparada bajo las direcciones de la profesora Martínez-Vasseur (Universidad de Nantes) y del profesor Julián Casanova (Universidad de Zaragoza), busca resituar la política de no-intervención de la Francia del Frente Popular ante la guerra civil española teniendo en cuenta los contextos nacionales franceses e internacionales. Los estudios de la dimensión internacional del conflicto español (1936-1939), muy numerosos desde el principio del siglo XXI, han ofrecido nuevas perspectivas para un conocimiento más profundizado del periodo. En 2004, Michael Alpert propuso una visión global de la internacionalización de la guerra, un análisis seguido por otros más recientes sobre este asunto, entre las cuales cabe señalar la de Jordi Canal y Vincent Duclert - La guerre d¿Espagne, un conflit qui a façonné l¿Europe - publicado en 2016, y la de Alberto Reig Tapia y Josep Sánchez Cervelló - La guerra civil española, 80 años después, un conflicto internacional y una fractura cultural - publicado en 2019 . Todos estos trabajos confirmaron, entre otras cosas, que el conflicto no hubiera tenido lugar sin una participación decisiva hacia cada uno de los dos beligerantes. Varios otros historiadores han analizado a su vez la importancia del apoyo fascista y nazi al bando rebelde y las razones de tal intervención, así como Ángel Viñas, Pierpaolo Barbieri, Morten Heiberg o Javier Rodrigo . De la misma manera, Enrique Moradiellos y Tom Buchanan han puesto en evidencia y han documentado las razones que condujeron Gran Bretaña a no intervenir en la guerra civil española . En una lógica similar, nos hemos interesado al caso de Francia que decidió optar, conjuntamente con Gran Bretaña por una neutralidad, lo que provocó muchas críticas por parte de los contemporáneos de esta guerra y de una parte de la historiografía. Si David Wingeate Pike redactó una tesis en 1975 en la cual deja constancia de las divisiones en la sociedad francesa a propósito de la cuestión española, Juan Avilés Farré presentó dos décadas después un análisis detallado de la política común de no intervención de los franceses e ingleses. Por su parte, Carlos Serrano estudió la mirada del Partido Comunista francés ante la guerra civil española . A pesar de que estos trabajos sigan vigentes y de su importancia, nos pareció que quedaban zonas oscuras en cuanto a la posición de Francia en este conflicto. En el marco de una perspectiva globalizante, nuestro trabajo intenta ofrecer un estudio de esta cuestión a la luz de las situaciones nacionales y europeas, develando la influencia de cada una en la decisión política tomada por los gobiernos del Frente Popular francés. Del análisis de varios tipos de fuentes históricas - tal como los documentos diplomáticos franceses, los archivos de la Fundación Juan Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, los del People¿s History Museum de Manchester, artículos de las prensas francesas disponibles en la plataforma Gallica de la Biblioteca Nacional Francesa, y las memorias de contemporáneos del periodo - hemos podido sacar varias conclusiones. Primero, recordamos que el principio del siglo XX había visto una sociedad española fragmentada en tres bloques irreconciliables, « Reforma, Reacción, Revolución » , como lo ha escrito Enrique Moradiellos, que llevó al país a una guerra fratricida. Las reacciones en Francia sobre el desenlace de la guerra civil española, que siguieron la llamada de ayuda del gobierno republicano del Frente Popular a sus homólogos franceses, confirmaron la bipolarización de Francia en un bloque popular y un bloque nacional, heredada de la crisis económica de 1929, de los escándalos político-financiares del inicio de la década de 1930, y agravada tras las manifestaciones antiparlamentarias del 6 de febrero de 1934, que desencadenaron el acercamiento de las fuerzas de izquierda hacia un « Front Populaire ». De la primera parte de nuestra tesis, cabe destacar que la política exterior del Frente Popular francés fue profundamente influida por la coyuntura nacional, y que en ningún momento hubo un consenso en la coalición acerca de la cuestión española, lo que favoreció de facto una orientación no intervencionista. Si esta política era criticada por el Partido Comunista Francés, que se enmarcaba en una estrategia global de lucha antifascista, su ausencia del gobierno y su lealtad relativa a la coalición no permitieron un potencial cambio de política internacional. Además, la presencia de miembros no intervencionistas en los puestos claves (Blum a la presidencia del gobierno, Chautemps a la vicepresidencia, Delbos al Ministerio de Asuntos Exteriores) llevó a una decisión a favor de una neutralidad francesa en España. Esta opción política fue, al mismo tiempo, tributaria de la puesta en marcha del programa común, considerado como la prioridad absoluta de la coalición, razón por la cual el Frente Popular francés había ganado las elecciones de mayo de 1936. La aversión de la sociedad francesa por un nuevo conflicto generalizado, y el pacifismo que era mayoritario en Francia desde el final de la Primera Guerra Mundial, constituía otro argumento a favor de la política de no intervención en España. No significó sin embargo que no hubo un interés francés hacia la guerra civil española. El análisis de la prensa francesa que hicimos confirmó la batalla mediática sobre el conflicto español, cada uno de los periódicos intentando influir sobre la población francesa y sobre las decisiones del gobierno, mediante falsedades, puesta en marcha de teorías del complot, manipulaciones, glorificación de un beligerante. Citemos aquí la campaña de prensa de la derecha y extrema derecha francesa que impidió a Léon Blum intervenir junto al bando republicano en julio de 1936 y que favoreció la creación del pacto de no intervención. La segunda parte de nuestro estudio, que constituye la piedra angular de nuestra investigación, ha propuesto un análisis detallado de la política de no intervención de Francia, entre 1936 y 1938. Pudimos constatar que el vacío jurídico del pacto en cuanto a sanciones en caso de violaciones, ofreció a Mussolini e Hitler cierta libertad para apoyar a Franco, lo que llevó a Stalin a emprender el abastecimiento militar de la Segunda República, modificando así el desarrollo del conflicto español. En esas condiciones, Francia y Gran Bretaña se mantuvieron fieles a su política exterior, pero el gobierno de Blum presionó al Comité de Londres para que un plan de control fuera creado para dar eficacia al pacto. Sin embargo, Italia y Alemania no dejaron de sabotear los esfuerzos franco-británicos. No obstante, el gobierno francés se quedó - y probablemente fue su mayor error - en una posición de negociación con las potencias fascistas y no supieron mostrar firmeza, a la excepción de la conferencia de Nyon en septiembre de 1937. Este fracaso diplomático dejó paulatinamente un lugar a la resignación en los rangos del Comité de Londres. Para compensar el fracaso rápido de la política de no intervención, el aporte de los archivos de la Fundación Juan Negrín nos permitió entender mejor los esfuerzos de lo que mejor conocemos como la « no intervención relajada », decretada por Léon Blum en septiembre de 1936, como respuesta a las violaciones ítalo-alemanas del pacto, de los cuales no habíamos encontrado evidencias en los documentos diplomáticos franceses. A pesar de la creación de una Comisión de compra por la embajada republicana española en París y de la mediación de hombres políticos franceses, esa ayuda clandestina resultó irregular y demasiado insuficiente para cubrir las necesidades militares del bando republicano. La coalición del Frente Popular francés facilitó también la visibilidad de la lucha republicana en el marco de la Exposición Universal de París en 1937. Paralelamente, los gobiernos franceses facilitaron el traspaso del material bélico, pidiendo a las aduanas que cerraran los ojos sobre las operaciones de contrabando y que abrieran temporalmente la frontera de los Pirineos. Los gobiernos franceses pudieron constatar también el apoyo no gubernamentales, como las ayudas humanitarias, la acogida de numerosos refugiados a partir de noviembre de 1936 con la ayuda del sindicato CGT y de la Cruz Roja. Por su parte, el PCF organizó el reclutamiento de las Brigadas Internacionales que ofrecieron una apoyo a las fuerzas republicanas. Las razones de la fidelidad de Francia a su política exterior, a pesar de su fracaso rápido, constituyó el tema principal de la tercera parte de nuestro trabajo. Léon Blum no pudo apoyar a la Segunda República, forzado primero a tomar en cuenta la virulencia de la oposición de derecha y extrema derecha mediante la prensa, lo que obligó al gobierno a reorientar su política y dar muestras de prudencia. Si el anticomunismo y el antisemitismo estaban omnipresentes en los artículos, aunque la oposición estaba de acuerdo con la no intervención, una parte de esta oposición ofreció un apoyo al bando insurgente: una descripción gloriosa del general Franco, descrito como « el salvador de España », una presentación heroica de la resistencia franquista como en Toledo, o la intervención del grupo armado CSAR (Comité Secret d¿Action Révolutionnaire) que saboteaba las operaciones clandestinas de ayuda a la República. Asimismo, el general Franco recibió el apoyo de personalidades de la derecha y extrema derecha francesa, como Charles Maurras y Pierre Laval. La toma en consideración de esta oposición, a la excepción de las posiciones singulares de Mauriac, Mounier, Maritain y Bernanos, no incitó probablemente los gobiernos a arriesgar el poder ni desatar una guerra civil para secundar a los republicanos españoles. En esas condiciones, la política de no intervención permitía mantenerse en el poder y constituía una forma de seguridad. El Frente Popular francés se contentó de su política de no intervención en España, por razones relativas al contexto europeo de los años 1930. El continente europeo asistía en aquella época al estancamiento de las democracias a favor de regímenes alternativos de tipo fascista, autoritario, comunista, y con el riesgo de una nueva conflagración internacional dos décadas después de la Primera Guerra Mundial, la no intervención debe ser considerada como un medio, al menos en teoría, de evitar una nueva guerra, opción rechazada por la población francesa. Sin embargo, el fracaso de la política internacional de Francia y Gran Bretaña tuvo el efecto contrario de lo deseado y se mantuvieron las tensiones en Europa hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939. La no intervención pretendía también ser una respuesta al fracaso de la Sociedad de Naciones, desacreditada a lo largo de los años 30 y en la cual ya se habían retirado Alemania y luego Italia. Por consiguiente, el pacto permitía negociar con las potencias fascistas pero por su parte, la República española no pudo defenderse en el Comité de Londres (aunque fuera un miembro de la Sociedad de Naciones) y pagó por el fracaso del pacto de no intervención. La política internacional de Francia estaba también condicionada por sus relaciones con Alemania y Gran Bretaña. Pese a las relaciones bélicas de Francia y Alemania en 1870 y entre 1914 y 1918, y a las advertencias, por parte de los servicios secretos y del embajador en Berlín François-Poncet, de la amenaza que representaba el nazismo para Francia, el gobierno francés no supo reconocer plenamente el peligro nazi y se mantuvo negociando con su vecino. Esta posición se explicaba, entre otras cosas, por la estrategia de Hitler que alternaba discursos pacíficos y amenazadores hacia Francia. En este contexto, la falta de firmeza de Francia convenció a Hitler de que los franceses no iban a reaccionar a sus violaciones del pacto y por consiguiente podía apoyar plenamente al general Franco. A la luz de los archivos del People¿s History Museum y de los archivos diplomáticos franceses, la política de no intervención fue muy ligada a la relación entre Francia y Gran Bretaña, que se negaba a intervenir por razones ideológicas, económicas y por su estrategia de Apaciguamiento. Ante la negativa de los conservadores británicos, Léon Blum escogió una alianza con Gran Bretaña, sacrificando al mismo tiempo a la República española al defender la no intervención. Esta decisión estaba motivada por la firme negativa de Gran Bretaña, por la presencia de un grupo encabezado por Alexis Léger que defendía una alianza con Londres, y por la debilidad de la diplomacia francesa tras la muerte de Louis Barthou en 1934. El Frente Popular francés no podía actuar diplomáticamente sin el apoyo de Gran Bretaña y esa sumisión explicaba la decisión de prohibir las intervenciones extranjeras en España. En consecuencia, la política de no intervención francesa, que por su rápido fracaso, tuvo consecuencias nefastas para la Segunda República, no era una política ingenua sino una política que tenía en cuenta las coyunturas nacionales e internacionales de la época y que obedecía a múltiples imperativos.