Resumen: Las Exposiciones Internacionales conllevan para la ciudad que las organiza un desarrollo que hace revitalizar y regenerar la zona que le rodea. Es el caso de la Expo Zaragoza 2008, celebrada desde junio hasta septiembre de dicho año, bajo el lema 'Agua y Desarrollo Sostenible'. El recinto de la Exposición Internacional se localizó en el meandro de Ranillas de Zaragoza, pero la labor de revitalización de las márgenes del río Ebro se extendió al conjunto del parque lineal del Ebro, dotando así de una nueva estructura verde en el espacio central de la ciudad. Siempre se toma mayor atención en el pabellón que va a representar al país anfitrión, en nuestro caso el Pabellón de España de la Expo Zaragoza 2008. Para ello la SEEI (Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales) se encargó de celebrar un concurso para recibir propuestas. De las ocho presentadas, la ganadora fue la opción del arquitecto navarro Francisco Mangado junto con el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER) con un pabellón comprometido con la ciencia e innovación, desarrollo sostenible y con una arquitectura comprometida. El día 14 de septiembre finalizó la Expo 2008, llegó un momento de incertidumbre sobre el futuro del Pabellón de España. Desde un primer momento se había hablado de posibles usos futuros, pero arrancó una profunda crisis económica en el país, lo que hizo ralentizar todas las labores, pasando así por varias propuestas. Durante todo este tiempo, se han propuesto distintos usos para el pabellón, pero todos ellas se han quedado en meras intenciones. Mientras se ha ido viendo como pabellones vecinos han encontrado su uso, como la Ciudad de la Justicia, entre otros. El Pabellón de España, según su arquitecto, Francisco Mangado, no estaba diseñado para que su mantenimiento supusiera un gran coste económico, pero el hecho de que esté cerrado, lo aumenta, debido a su deterioro notable, sobre todo en la zona de cerámicas que recubre el bosque de columnas. A día de hoy, queda en manos de la administración que le devuelva al pabellón la vida que le corresponde, y mantenga en valor las premisas con las que fue diseñado.