Resumen: En este breve estudio vamos a tratar de sonsacar la profundidad filosófica hallada en las tradiciones de pensamiento orientales, concretamente dentro del hinduismo, en la escuela del vedānta advaita. Veremos cómo, a pesar de estar relacionados intrínsecamente con la religión, los conocimientos y las reflexiones que encontramos, ya sea en los antiguos textos sagrados o en los maestros espirituales contemporáneos, no gozan en absoluto de menor sustento filosófico que lo que se ha producido en Occidente. Llevaremos a cabo una pequeña inmersión en el contexto histórico y en los textos sagrados que dieron lugar al nacimiento de la escuela de pensamiento advaita, y realizaremos, a continuación, un análisis de los conceptos básicos recogidos en esta doctrina, apuntando a la dimensión práctica y experiencial que subyace a las enseñanzas de la misma. Trataremos, en primer lugar, la idea de Iluminación (moksha) como un estado de no-dualidad experienciable. Para ello, llevaremos a cabo un análisis de la noción de mente (manas), cuyos pensamientos alimentan la ilusión de la identidad, el Ego (ahaṁkāra), siendo este la causa de la separación aparente entre el Yo y el mundo. A continuación, hablaremos del deseo (tṛṣṇā) como el motor del Ego, y de la aceptación total del momento presente como única forma de trascenderlo para alcanzar el estado de moksha. Más adelante, procederemos a explicar la concepción del Testigo (sākṣī), entendido como el Ser esencial (ātman) dentro del ser humano capaz de observar el cuerpo, los pensamientos y las emociones sin involucramiento ni identificación. La posibilidad de experimentar este estado, que es en esencia la no-dualidad, la autorrealización del ātman como no diferente del bráhman (conciencia suprema), el moksha, nos llevará a la noción de māyā, del mundo como un espectáculo, un teatro necesario para que el ser humano pueda cobrar conciencia de su realidad esencial a través del contraste. Seguidamente, puntualizaremos cómo los temas tratados nos pueden llevar a juzgar esta filosofía como individualista, si bien, en realidad, su metodología radica en la necesidad de un autoconocimiento previo a cualquier implicación real con el “otro”. Finalmente, trataremos la muerte y su recuerdo como un aliado necesario para poder vivir plenamente en el momento presente, concluyendo con la necesidad de no limitarse a almacenar estos conocimientos, sino de ponerlos en práctica.