Resumen: Desde su obra Anarquía, Estado y Utopía defiende una postura libertaria a través de la cual propugna la necesidad de un Estado que tiene reducidas sus funciones más esenciales a las de policía y orden y justifica su rechazo a la intervención de éste más allá de esos “límites” acudiendo a una teoría retributiva, a partir de la cual establece un principio donde los derechos de propiedad le ayudan a afirmar que no existe un Estado central que controle y distribuya los recursos, sino que son los individuos los que llegan a acuerdos con otros, y que por tanto, el papel del Estado no es necesario ni para adquirir ni para transferir pertenencias.