Resumen: El cese de la actividad docente en el mes de agosto en la Universidad de Zaragoza lleva al cierre de sus puertas en todos sus campus, lo que, como es lógico, supone una reducción del consumo energético de la institución. Este acto, además de tener objetivos de disminución del gasto desembolsado en electricidad, también tiene como propósito la moderación del consumo energético en un escenario de concienciación medioambiental. Valorar la eficiencia de esta suspensión requiere un análisis comparativo, lo que nos lleva a estudiar su evolución a lo largo de los años y a confrontar los consumos con el cierre completo de la universidad, que tuvo lugar en abril de 2020 dada la pandemia de COVID- 19. Los datos reflejan una tendencia decreciente en el consumo de energía, sin embargo, el gasto monetario experimenta una tendencia creciente, causada por la distorsión de precios debido al repunte en los precios de la energía ocasionados por la guerra de Ucrania comenzada en 2021. El cierre por la pandemia supuso un ahorro en Kw entre el 21% y el 46% con respecto al mismo mes de años del periodo 2019-2023. Si se comparan los parones estivales con el cierre de la universidad en abril de 2020 se comprueba que el consumo energético fue entre un 28% y un 65% mayor en términos de Kw en los parones energéticos de agosto que en el cierre forzoso por la pandemia. Sin embargo, existe una reducción de los Kw consumidos en agosto de cada año, entre un 10% y un 23% menos respecto a un mes de docencia normal y una tendencia decreciente en el consumo relativo de agosto en el periodo 2019-2023.