Resumen: Luis Buñuel (1900 – 1983), rompedor, metódico y muy comprometido, creó una filmografía muy rica a través de su intenso mundo interior, alimentado desde siempre por sus vivencias. De hecho, será su pueblo natal, Calanda, el que colocará sobre sus hombros el duro peso de la tradición cristiana que le influirá en la concepción del deseo, unido a la contención y a la muerte, y que producirá graves crisis personales en sus protagonistas que, a su vez, serán resaltadas con los tambores, así como también en el fetichismo de los muñones y ortopedias, vinculados al Milagro de Miguel Pellicer. Sin embargo, Calanda no fue solo el germen de lo putrefacto en su cinematografía, también le enseñó cuales eran los instrumentos necesarios para llegar a la liberación de los instintos más puros: a través de la naturaleza.