Resumen: Si bien la arquitectura puede ser abstracta nunca es abstracción. Para materializar el espacio y comenzar a hablar de arquitectura es necesario servirse de unos materiales concretos y de su construcción. Es la materia la que nos permite concretar o “materializar” un mundo propio. No únicamente como sustancia para construir, sino como un extenso medio para la experimentación. Partiendo una aproximación histórica que nos remite al periodo de experimentación material contemporáneo, mediante el estudio de la obra de tres arquitectos se revela la gran importancia que los materiales adquieren como medio para la expresión de las ideas en el espacio. El viaje se inicia con la aproximación intelectual a la arquitectura a través de la materialidad de Herzog y de Meuron, basada en la creación de un marco inocuo para la actuación de los materiales, cuya aparente simplicidad logra producir en quien visita su obra inesperadas sensaciones, conformando una suerte de minimalismo arquitectónico. Cuando el arquitecto va más allá y entran en juego sus inquietudes personales encontramos la figura de Frank Gehry, y su aprovechamiento del potencial que los materiales más económicos ofrecen, convirtiendo la arquitectura de apariencia inacabada en una obra de arte, garantizando así su permanencia. Por último, cuando la arquitectura no busca la representación de una obra incompleta, sino que realmente se concibe como tal, encontramos el proceso continuo de Enric Miralles y Carme Pinós, que muestran su interés en la expresión propia de los materiales y en la puesta en valor de los medios tradicionales, haciendo evidente su construcción; una construcción en constante transformación.