Resumen: En Grecia y Roma, donde las mujeres tenían un papel secundario, ser esclava suponía ser considerada un individuo inferior, no solo por una cuestión de género, sino también por pertenencia a una clase social. Ello marcó la vida de las esclavas grecorromanas, destinadas a desempeñar trabajos de producción y reproducción en las unidades domésticas, elementos básicos de las economías y sociedades antiguas. Además sufrieron violencia a través del uso sus cuerpos como objetos sexuales y como un medio de obtener descendencia servil, aspectos que marcaron la diferencia con la esclavitud masculina.