Resumen: Aśoka ocupa un lugar importante, no sólo en la tradición de la India, sino en la visión del mundo occidental. La historiografía conviene en que sirve de modelo como impulsor de la paz y promotor del buen gobierno. Desempeñó un papel esencial como unificador de los territorios del Indo, fue protagonista de importantes reformas de la administración del imperio y desplegó una diplomacia muy fructífera con otros reinos en las relaciones internacionales que promovió. Aśoka hizo todo lo posible para desarrollar el bienestar material y espiritual de su pueblo, como tópico o estereotipo, independientemente de las creencias que profesaba. Además, se preocupó de nombrar funcionarios para supervisar y ejecutar sus mandatos de manera más cercana a los súbditos. Sirvió de modelo en la nueva concepción del gobierno de la India actual, tras su independencia en 1947, y sus emblemas son en la actualidad parte de la identidad nacional hindú. Analizando la trayectoria de Aśoka como soberano del imperio Mauria, la historiografía tiende a destacar su humanismo, su deseo de elevación moral: su concepción humanitaria. No obstante, a esta visión benemérita del monarca, que ha gozado -casi unánimemente- de la benevolencia de los estudios, cabe añadir cómo sus actuaciones, al margen de su carácter afectuoso con sus súbditos, se integraron en el ejercicio del poder de su dinastía y su imperio. Aśoka, en este sentido, desempeñó un papel fundamental en la implantación del budismo en la India y, lo que es más trascendental aún, en su elevación a la categoría de religión mundial. A lo largo del presente estudio, se han podido valorar las inscripciones de Aśoka, aparte de su interés como conjunto epigráfico, por su papel unificador de identidad cultural de las tierras del Indo. La investigación actual plantea que será necesario realizar estudios más profundos sobre la autoría de los textos en pilares y rocas y no dar por sentado que el autor fuera, siempre y necesariamente, el propio emperador.