Resumen: Dentro de las patologías más comunes de la especie canina destaca el conducto arterioso persistente (CAP). Su gravedad y prevalencia han hecho que sea uno de los hallazgos más importantes en la clínica, que precisa ser tratado para que el animal pueda sobrevivir con una calidad de vida adecuada. El conducto arterioso persistente es una cardiopatía congénita producida por el fallo en la formación del ligamento arterioso tras el nacimiento, generado por la falta de músculo liso en dicho conducto, permitiendo la circulación sanguínea entre la arteria aorta y la arteria pulmonar, y haciendo que la sangre no se oxigene como es debido. Desde hace décadas, el método más empleado era la cirugía tradicional mediante toracotomía lateral y la ligadura del conducto. Pero el desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva ha hecho que se diseñen una serie de dispositivos endovasculares que pueden anclarse en el conducto para ocluirlo con tan sólo un acceso vascular. Gracias a los estudios de diversos autores se pueden conocer las ventajas y desventajas de cada tipo de cierre, con la intención de encontrar la técnica ideal para cada paciente.