Resumen: En los últimos años, las zoonosis emergentes y re-emergentes han cobrado una importancia sin parangón en el panorama sanitario debido, tanto a las repercusiones en la salud como al enorme gasto económico que supone su control y posterior erradicación (en los casos en los que ésta es posible), así como por sus consecuencias a nivel de comercio internacional y producción primaria. La diseminación, descontrolada en muchos casos, de infecciones zoonóticas ha hecho que numerosas organizaciones de alcance internacional como la OIE, la FAO y la OMS reconozcan la importancia de una acción común y coordinada para hacer frente al progresivo avance de estas enfermedades. Sin embargo, la efectividad de los planes de control frente a zoonosis requiere de unos servicios de Salud Pública y Veterinaria estables y coordinados. Por lo que, a pesar de contar con experiencias exitosas en su control en países con unos servicios sanitarios bien preparados y/o con capacidad para controlar sus reservorios silvestres, en ciertas naciones en vías de desarrollo o en zonas geográficas de difícil acceso (donde la población autóctona puede actuar como reservorio de la enfermedad) estas zoonosis persisten de forma endémica. A su vez, esta persistencia en diversos países o áreas geográficas entraña un potencial riesgo para la población de países donde dichas enfermedades están bajo control o incluso erradicadas, permitiendo que puedan re-emerger en éstas bajo determinadas condiciones (movimientos demográficos, cambios climáticos, etc…). En este estudio se abordan los posibles efectos de estas zoonosis persistentes, tanto en los países desarrollados como aquéllos que están en desarrollo, tomando como ejemplo la enfermedad de la rabia.