Resumen: La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica y sistémica que afecta a las articulaciones principalmente. Está mediada por mecanismos autoinmuner. Predomina en mujeres (3 a 1) y suele aparecer en la cuarta década de la vida. Su prevalencia en la población es aproximadamente el 1%. La manifestación clínica típica es la inflamación simétrica de las articulaciones: las intercarpofalángicas proximales y metacarpofalángicas son articulaciones que se afectan de forma típica. Otro hallazgo frecuente es la rigidez matutina. Hay que tener en cuenta que puede presentarse con manifestaciones extraarticulares, situación que empeora el pronóstico. El diagnóstico de la enfermedad es clínico, y actualmente, se usan los criterios elaborados conjuntamente por la EULAR y la ACR en 2010. En cuanto al tratamiento, debemos pautar desde el principio un fármaco modificador de la enfermedad (FAME). Para conseguir un control de los síntomas se administrarán antiinflamatorios de forma puntual, pero deberán ser retirado, cuando el FAME haga efecto. FAME que tiende a usarse de primera elección es el metotrexato. Ante el fracaso del tratamiento, se debe cambiar a otro fármaco que impida la aparición de complicaciones y progreso de la enfermedad. En los últimos años, la aparición de la terapia biológica como tratamiento alternativo, ha conseguido un aumento de las tasas de remisión de la enfermedad. Su administración se hace conjuntamente con el metrotexato. El tratamiento modificador de la enfermedad deberá mantenerse a lo largo de toda la vida del paciente, pero si la AR permanece controlada (DAS 28< 2,6) la dosis de estos fármacos podrá ser reducida.