Resumen: El campo de la inmunoterapia ha sido testigo en las últimas décadas del desarrollo de estrategias fascinantes para el tratamiento del cáncer, como los anticuerpos bloqueantes de “checkpoints”, los anticuerpos monoclonales dirigidos contra el cáncer o la transferencia adoptiva de células, cada una con sus virtudes y sus limitaciones. Los CARTs han aparecido como la promesa de combinar las virtudes de cada una de ellas para minimizar las limitaciones. En este aspecto, los CARTs constituyen linfocitos autólogos transducidos con una proteína quimérica en la que se combinan el dominio de reconocimiento extracelular procedente de la región variable de un anticuerpo específico de un antígeno diana concreto, con motivos intracelulares de activación, supervivencia y expansión del linfocito. Así, se crea una arma inmunológica que combina la especificidad insuperable de los anticuerpos, con la efectiva acción citotóxica del linfocito T. Pese a que, desde un punto de vista teórico, esta estrategia se antoja aparentemente perfecta solo limitada por la identificación del antígeno diana tumoral adecuado, los primeros ensayos clínicos empiezan a mostrar los aspectos que se deben mejorar; no obstante, resultados prometedores, especialmente en el tratamiento de enfermedades hematológicas, hacen sospechar que grandes éxitos podrían estar a la vuelta de la esquina.