Abstract: La época comprendida entre el 193 y 235 d.C. en el Imperio Romano estuvo protagonizada por la dinastía de los Severos y su llegada al poder, entre otras muchas consideraciones, significó al auge de los juristas. Los iurisconsulti eran los profesionales de la jurisprudencia, que existían desde los inicios de la República y fueron adquiriendo responsabilidades e importancia conforme avanzó el tiempo. Durante el Principado ya en época de Adriano el lugar de los juristas se revalorizó tanto que pasaron a formar parte del consilium principis, colaborando ampliamente en el gobierno imperial. Pero su verdadero avance vino con Septimio Severo, cuando se convirtieron en una pieza clave y esencial para gobernar como consejeros junto al príncipe, aconsejándole en su política legislativa y judicial desde las distintas instituciones. Su producción literaria alcanzó sus cotas más altas y todo ello al servicio del poder con la intención de contribuir a su legitimación. Figuras significativas y de gran relevancia para que esta situación se produjese, fueron los juristas Papiniano, Ulpiano y Paulo, entre otros.