Resumen: La industria del vino ha contado durante años con un proceso de producción conceptualmente simple con siglos de tradición, sin embargo, hoy en día ha alcanzado niveles de sofisticación muy elevados. Esto se ve reflejado también en sus construcciones, naciendo así el término arquitectura del vino. El mundo contemporáneo de la vitivinicultura juega con la dualidad de vino y arquitectura, donde la arquitectura del vino convierte a las bodegas en el símbolo e icono del territorio, trasmitiendo su cultura e historia. Estos nuevos conjuntos arquitectónicos se desarrollan a lo largo de todo el territorio sin embargo centraremos la mirada en la comarca del Somontano, localizado entre las cordilleras del Pirineo y las llanuras del rio Ebro. Tres bodegas de la zona -Bodega Lalanne, Bodega Enate y Bodega Sommos- nos ayudarán a mostrar el recorrido evolutivo de las bodegas, así como a poder percibir los cambios en los procesos constructivos. Con el último de los ejemplos, la bodega Sommos, conseguiremos adentrarnos en una de las “bodegas de autor” y ver el carácter representativo y simbólico que muestran a día de hoy las nuevas bodegas. Además de asomarnos a un futuro cada vez más pendiente de los avances tecnológicos que buscan la eficiencia, sostenibilidad y soluciones bioclimáticas en el desarrollo de su arquitectura.