Abstract: La apicultura es una actividad de gran tradición de la que se obtiene, además de la miel, otros productos como cera, polen, veneno, jalea real o propóleos, ofreciendo no solamente un valor nutricional, sino también terapéutico (apiterapia) o preventivo frente a diversas enfermedades. La miel es un alimento que presenta una composición compleja, ya que además de azúcares como fructosa y glucosa, contiene una gran variedad de sustancias, tales como enzimas, ácidos orgánicos, compuestos fenólicos, vitaminas, minerales, etc. Es conocido su uso para el tratamiento de heridas, quemaduras, resfriados o dolores de garganta, debiendo cumplir unos criterios de calidad acorde a una normativa legal sobre su composición. Las abejas recogen el polen de las flores y mediante el néctar y sus propias sustancias salivares, forman pequeños gránulos que transportan a la colmena. El polen apícola destaca principalmente por el gran aporte de proteínas y aminoácidos, muchos de ellos esenciales, atribuyéndosele la mejora del sistema inmunitario. La jalea real es el alimento que recibe la abeja reina durante toda la vida. En su composición presenta un ácido graso específico, el ácido 10-hidroxidecanoico, y tiene propiedades estimulantes, tonificantes y favorecen el equilibrio del sistema nervioso. Por último, el propóleos es una sustancia resinosa que las abejas emplean como sustancia para reparar la colmena y para embalsamar pequeños animales muertos en el interior de la colmena. Según diferentes estudios se le atribuyen, entre otras, propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antifúngicas.