Resumen: Desde sus orígenes, el cine negro se asocia a un enfoque realista y crítico de los problemas de preocupación social del momento. La censura franquista hizo que este género no pudiera desarrollarse plenamente en España, pero asistimos en los últimos años a una proliferación de este tipo de películas que nos permite hablar de un auge con estilo propio en nuestro país. En el marco de esta nueva tendencia y tras repasar las características del género relacionadas con la representación de la realidad, el presente trabajo pretende analizar el caso representativo de Alberto Rodríguez y, en concreto, sus últimas tres películas – Grupo 7 (2012), La isla mínima (2014) y El hombre de las mil caras (2016) – con el objetivo de demostrar que el reciente cine negro español es sinónimo de crónica sociopolítica.