Resumen: El shunt portosistémico es una anomalía vascular que consiste en una comunicación entre la vascularización portal y la circulación sistémica, que puede localizarse bien a nivel extrahepático, bien a nivel intrahepático. La presencia de este/os vaso/s anómalo/s hace que el flujo portal que se dirige hacia el hígado se vea reducido y como consecuencia aparece una degeneración hepática, comprometiendo su funcionalidad. Esta patología puede tener dos orígenes distintos, existiendo los shunts congénitos y los shunts adquiridos. Los primeros se forman como consecuencia a un cierre inapropiado de diferentes partes de la vascularización fetal, mientras que los segundos son secundarios a hipertensión portal crónica. Esta patología no solo ha sido descrita en el perro, sino también en el gato, en el humano y en otros mamíferos. Los shunts congénitos pueden ser únicos o dobles y su tratamiento requiere de la oclusión del vaso/s mediante técnicas quirúrgicas. Existen varias técnicas, entre las que encontramos la ligadura con sutura de seda o polipropileno, el ameroide constrictor, la banda de celofán y los coils trombogénicos. La técnica a usar dependerá, entre otros factores, de la localización y el diámetro del shunt. En el caso de los shunts adquiridos, que aparecen de forma múltiple, la cirugía no está indicada. Debido a la afección del hígado y su funcionalidad alterada, es importante establecer un protocolo anestésico adecuado y adaptado a cada paciente, para minimizar al máximo el riesgo anestésico y la aparición de posibles complicaciones.