Resumen: Rafael Moneo acaba de inaugurar una exposición en la sede de La Coruña de la Fundación Barrié que recoge una importante muestra de su trabajo como arquitecto desde 1962 hasta hoy. La selección documenta cincuenta años de ejercicio profesional ininterrumpido, filtrados a través del hilo conductor de unos dibujos que revelan la impor tancia que para él ha tenido la representación de la arquitectura como herramienta de proyecto. Unos dibujos que también permiten leer, entre sus esmeradas líneas, cuáles han sido los temas por los que se ha decantado la cultura arquitectónica a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y cómo ésta ha ido evolucionando en manos de los arquitectos.
Ya en la Bienal de Venecia de 2012 Moneo participó aportando exclusivamente dibujos de algunas de sus obra realizadas en Madrid, quizá en un gesto deliberado, puede que buscando desviar la atención de lo que de espectacular puedan tener las imágenes en nuestra moderna sociedad del espectáculo, preconizada hace ya muchos años por Debord. Mirando retrospectivamente también su labor como profesor, me viene a la mente que a la Cátedra de Composición de la ETSAB había llegado con un curso impartido en 1976 junto a Juan Antonio Cortés titulado
“Comentarios sobre dibujos de 20 arquitectos actuales”, unas lecciones que pretendían reconstruir los mecanismos proyectuales de los arquitectos a los que estaban dedicadas siguiendo las pistas que daban los dibujos. Y en uno de sus textos de la última década, quizá menos conocido pero lúcido y revelador, Idear, representar, construir, propone un particular recorrido por la historia de la arquitectura a través del dibujo, desde la Puerta de los Leones de Micenas hasta el Museo de Tel Aviv de Preston Scott Cohen.
Rafael Moneo abre personalmente la puerta de su estudio, amable y enérgico. Antes aún de sentarnos, va a buscar uno de los libros azules recién recibidos que atesoran los dibujos expuestos en la Fundación Barrié. Comenzamos comentando uno de ellos, un desplegable que corresponde al concurso de remodelación del casco antiguo de Zaragoza, de 1969. Rafael Moneo pide que suban del archivo los planos originales del concurso, a falta de la planta publicada, que está en la exposición, y la mesa de reuniones queda inmediatamente cubierta por unos planos inmensos, dibujados unos a tinta sobre papel vegetal y otros a lápiz en papel de croquis, a los que, casi cincuenta años más tarde, tratamos con el respeto con el que se despliega un viejo pergamino. Idioma: Español Año: 2013 Publicado en: ZARCH 1 (2013), 344-361 ISSN: 2341-0531 Originalmente disponible en: Texto completo de la revista