Resumen: La contaminación atmosférica ha adquirido gran importancia en las últimas décadas. Cantidades elevadas de agentes nocivos son emitidos directamente a la atmósfera a través de industrias, vehículos motorizados, calefacciones etc. Estas sustancias perjudiciales han destruido parte de la capa de ozono que nos protege contra los rayos ultra violetas provenientes del sol y acrecientan el problema de la lluvia ácida. Por lo tanto, implican un riesgo y daño tanto para los humanos, como para los vegetales y animales. Además, agudizan el efecto invernadero cuya consecuencia directa es el calentamiento global. Poco a poco la población ha tomado conciencia de la gravedad de la situación y los dirigentes de los principales países han firmado protocolos y convenios para reducir la contaminación atmosférica como el Convenio Marco de las Naciones Unidas de 1992 al cual se incorporó en 1997 el Protocolo de Kioto. Actualmente, nos encontramos en un momento de la historia marcado por la importancia de los grandes medios de comunicación. Son auténticos productores de contenidos y detentan un inmenso poder a la hora de modificar la opinión popular. La situación se torna insostenible y los medios de comunicación como generadores de opinión pública deben dar un paso adelante para concienciar a las sociedades y que estas reduzcan las emisiones de los gases contaminantes.