Abstract: A pesar del avance de la medicina y los servicios sanitarios, las úlceras por presión son un gran problema; se producen en pocas horas y pueden tardar meses en curarse, presentan una morbimortalidad asociada importante y una grave afectación en la calidad de vida de quién las padece. Como problema económico, el coste global de la atención de este problema es elevado. La enfermera británica Pam Hibbs(1), en 1987 describió los efectos de las ulceras por presión como “una epidemia bajo las sábanas”. El personal de enfermería debe evaluar el riesgo de desarrollar ulceras por presión a través de un plan preventivo y de cuidados individualizado y efectivo. Para ello las enfermeras cuentan con una amplia variedad de Guías de Práctica Clínica, además de los diagnósticos NANDA, las intervenciones NIC y los Resultados NOC. Todo ello supone una herramienta fundamental como punto de partida del establecimiento de un programa de calidad, mejorar los cuidados a los pacientes, facilitar el trabajo en equipo y permitir objetivar la práctica asistencial.