Resumen: Han transcurrido algo más de seis meses desde el 29 de abril y seguimos de duelo, porque duelo viene de dolor y el dolor persiste. El duelo dura lo que dura el dolor, no hay atajos para el dolor ni consignas para el duelo. Cuando el dolor retroceda o ceda y callada y lentamente deje paso a un recuerdo liberado de pena y rabia comenzará otra etapa de nuestra relación con Mario. Pero entonces, como ahora, le seguiremos recordando, trayéndolo a nuestro corazón. Hay muchas maneras de agrupar a las personas, que en realidad no son otra cosa que maneras de entenderlas. Una de ellas, la que a mis ojos resulta más clara, es la que distingue entre las personas que miran y las que ven. Todas las personas como en un acto reflejo e instintivo miramos cuanto nos rodea, pero eso no significa que todas veamos, de hecho, me parece que solo unas cuantas consiguen ver. E´sas, las que ven cuanto ocurre y que por ello son las mismas que están en condiciones de anticipar cuanto va a ocurrir, son las inteligentes. Pues bien a esa categoría pertenecía Mario, al grupo de personas cuya capacidad de observación va acompañada de una capacidad similar de explicación y anticipación. Y aunque nada de esto le dije en su día, en parte por superfluo, en parte porque Mario no fue persona de lisonjas fáciles ni a la hora de darlas ni a la de recibirlas, esa convicción siempre formó parte de mi relación con él. E´l veía antes que yo y más que yo.... Idioma: Español DOI: 10.7203/CEFD.40.13888 Año: 2019 Publicado en: Cuadernos electrónicos de filosofía del derecho 40 (2019), 331-336 ISSN: 1138-9877 Tipo y forma: Artículo (Versión definitiva) Área (Departamento): Área Filosofía del Derecho (Dpto. Dcho.Pe.,Filos.D.e Hª D.)