Resumen: Una de las críticas que podríamos hacer a los planes de estudios de las distintas titulaciones de la universidad española es un marcado eurocentrismo que deja fuera muchas culturas fundamentales para tener una visión panorámica. Los fuertes lazos históricos con América han servido para que configurar una larga tradición de americanistas, pero no ocurre lo mismo con otros continentes. En el mundo de la Historia del Arte, por las decisivas influencias que las artes de fuera de Europa han producido en nuestros más destacados artistas, pronto se ha visto la necesidad de ampliar horizontes hacia el arte otras lejanas regiones del mundo. La pasión por el arte japonés, en la segunda mitad del siglo XIX, en el llamado fenómeno del Japonismo, descubrió el arte de las lacas, cerámicas, marfiles, pinturas y estampas niponas. En la siguiente generación las máscaras y tallas del llamado Arte Negro influyeron decisivamente en el arte de los artistas de vanguardia, con Pablo Picasso como principal representante. Después, los surrealistas quedaron fascinados con el arte oceánico. Desde entonces, las principales exposiciones y estudios se han hecho eco de que para entender el desarrollo del arte europeo era necesario conocer también todo el arte que le influyó a lo largo del tiempo. En cierto modo, esta entrada en la historia del arte del arte japonés, del africano y del oceánico vino justificada por la esa influencia en el arte europeo y la presencia de grandes colecciones de estas exóticas tradiciones artísticas en nuestros museos, primero en los de etnología y, finalmente, también en los de arte. Afortunadamente, la Universidad de Zaragoza tiene una larga tradición en estudios sobre arte islámico, precolombino, asiático y africano, y además son frecuentes las actividades culturales (exhibiciones, conferencias, semanas culturales, presentaciones de libros, etc.), que dinamizan la vida universitaria. Sin embargo, hay que reconocer que hay grandes regiones del mundo que injustamente quedan al margen. Siendo autocríticos no puede justificarse en absoluto que nuestros estudiantes no tengan acceso a la historia, el arte y la cultura de la India (más aún cuando en unos pocos años va a convertirse en la nación más poblada de nuestro planeta). Y por su extensión geográfica, también es una lástima no ofrecer a nuestros estudiantes la posibilidad de introducirse en la riqueza y variedad cultural de Melanesia, Micronesia y Polinesia. El listado de regiones que deberíamos conocer algo mejor es ciertamente largo. Pues bien, sin lugar a dudas, un lugar imprescindible para componer el mosaico cultural global es Indonesia y, más en concreto, la isla de Bali.