Resumen: Francisco de Cidó y Navarro, nacido en Valencia y ciudadano comprometido con Aragón desde su llegada a Zaragoza, fue un excelente exponente de las artes gráficas de principios del siglo XX. Realizó una gran cantidad de carteles publicitarios y trabajos para revistas, muchos de los cuales le hicieron merecedor de reconocimiento y premios por su labor. En Zaragoza dejó dos hermosos carteles para las fiestas del Pilar y tras su fallecimiento en 1942, su presencia en el panorama artístico se fue diluyendo. Si bien en Valencia y Barcelona se han dado momentos de recuperación a través de la exposición de sus carteles de 1902 y 1903 y otras de sus obras entre otros autores, en Aragón y en Zaragoza, no ha vuelto a ocupar las salas de exposición con el empaque del que es merecedor por la calidad de su obra. Este trabajo presenta la voluntad de recuperar al artista y traerlo de vuelta a través de una parte de su obra nunca vista por el público, una obra que durante todos estos años ha permanecido en la sombra. Gracias a su nieta, Pilar Olivares Navarro, que tuvo la sensibilidad de reconocer la belleza y el valor de los dibujos que su abuelo dejó en los cuadernillos de sus viajes, hoy podemos traerlos al público y devolver a este artista, un lugar más apropiado en la memoria de nuestra humilde Historia del Arte.