Resumen: La interpretación del pensamiento Heráclito se ha mantenido siempre en un lugar conflictivo. El problema de las fuentes y la ambigüedad de su forma de expresión nos pueden llevar a distorsionar su concepción original, por lo que el modo de acercarnos a su filosofía tiene que ser obligatoriamente hermenéutico. La doctrina del cambio de Heráclito está articulada por medio de una serie de símbolos que no se pueden reducir a conceptos, pues ello opacaría su capacidad expresiva, de manera que habrá que examinarlos de forma individual para poder establecer una relación adecuada entre ellos. Según esta lectura, el fuego aparecerá como la manifestación simbólica del cambio de una realidad estructurada ontológicamente por el logos. Logos y Fuego se distinguen por cuanto el primero señala el modelo del devenir que seguirá el segundo, lo cual obliga a revisar el papel del fuego dentro de la filosofía de Heráclito a la vez que se despliega la fuerza de su simbolismo.